Pueden leer las huellas digitales del cliente o hacer un escaneo de la retina. ¿Se termina la era del PIN?
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La selva colombiana. Este es uno de los pocos lugares del mundo donde los bancos usan la biométrica de la huella digital, que verifica la identidad del usuario mediante sus características físicas singulares. Las compañías fabricantes de cajeros automáticos han encontrado mercados incipientes para esta tecnología en Sudamérica, donde los ciudadanos ya están habituados a identificarse por medio de su huella digital en sus documentos de identidad.
Diebold de Ohio ha provisto de cajeros identificadores de huellas a un banco en Chile, que los usa en un proyecto piloto. El año pasado, NCR instaló 400 en Colombia.
BanCafé, el quinto banco de Colombia, compró los cajeros a fines de 2002 para brindar mayor seguridad a los cafetaleros y convencerlos así de que abrieran cuentas. De esa manera, el usuario no necesita una tarjeta de plástico, que atrae a los ladrones.
“Sin duda, la biométrica es la forma más segura de autenticar”, dijo Avivah Litan, analista de Gartner, una compañía de análisis tecnológico de Stamford, Connecticut. “Es la más difícil de imitar y duplicar”.
Pero la identificación del usuario por medio de la huella digital o el iris del ojo aún no se ha logrado imponer en el sector bancario estadounidense debido a los costos y los temores a la invasión de la privacidad.
Los clientes deben convencerse de que las tecnologías les brindan mayores beneficios que el sistema de tarjeta con clave de identificación PIN, dijo John Hall, vocero de la Asociación de Banqueros de Estados Unidos.
Ricardo Prieto, que era vicepresidente a cargo de sistemas en BanCafé cuando se instalaron los cajeros, dijo que al principio éstos no reconocían las huellas digitales de clientes ancianos o con las manos encallecidas por el trabajo, tales como los obreros de la construcción.
Se mejoraron los sistemas de lectura, y el número de clientes con huellas ilegibles cayó del 30% al 8%.
Unos 230.000 del millón de clientes de BanCafé se registraron para usar los cajeros dactilares, en los cuales se realiza el 15% de las transacciones del banco.
Unos 350 bancos de América del Norte usan los sistemas de geometría manual de Diebold para identificar a los clientes que poseen cajas de seguridad en la bóveda. En Zions First Nacional Bank de Salt Lake City y el Federal Credit Union de Carolina del Sur, los clientes colocan las manos sobre una pantalla, que lee el ancho de la palma, la longitud de los dedos y otras características.
El año pasado, Suruga Bank Ltd. de Japón empezó a usar cajeros que permiten a los clientes ingresar a sus cuentas por medio de aparatos que leen el patrón de los vasos sanguíneos.
La lectura dactilar -que identifica diversas características del dedo en lugar de la huella de la yema- es utilizada por algunas tiendas y por los que alquilan casillas en aeropuertos, como también estaciones ferroviarias, parques de diversiones y la Estatua de la Libertad.
En los próximos meses, NCR proyecta empezar a vender lectores dactilares a tiendas con el objeto de acelerar el pago y prevenir el robo. El lector verifica la identidad del cajero que recibe pagos si falta dinero y la identidad de los gerentes que aprueban los cheques.
Los sistemas que leen el iris se usan en aeropuertos de Canadá y Holanda para verificar la identidad de los pasajeros en la aduana y en retenes fronterizos de Emiratos Arabes Unidos para evitar que entren personas con visas de trabajo falsas. Aeropuertos estadounidenses usan la biométrica para el programa de “viajero registrado” para los pasajeros examinados previamente.
Diebold ha ensayado cajeros con lectores de iris, pero los bancos no los han adoptado debido al costo y a que las cámaras son demasiado grandes. El usuario tenía que apoyar la nariz en la pantalla para que funcionara el lector.
Los partidarios de estas tecnologías confían en que los clientes de bancos acabarán por aceptar los nuevos cajeros. “La verdadera meta de la biométrica”, dice Jim Block, director de tecnologías globales avanzadas de Diebold, “es acabar con el código PIN para que nadie tenga nada que robar”
(Fuente: AP)